En un país muy lejano, hace mucho, mucho tiempo, gobernaba un joven rey con mucha sabiduría. Era querido de todos sus súbditos por su justicia y generosidad.Nadie de su reino pasaba hambre porque su palacio estaba abierto cada día para servir una copiosa comida a todos los peregrinos, trotamundos e indigentes.Un día, después de la comida ordinaria, un mensajero del rey les anunció que el día siguiente era el cumpleaños de su majestad, que éste comería con ellos y que al final del espléndido banquete, todos y cada uno recibirían un regalo. Tan sólo les pedía que subieran a la hora acostumbrada con alguna vasija o recipiente llenos de agua para echarla al estanque del palacio.Los comensales estuvieron de acuerdo en que la petición del rey era fácil de cumplir, que era muy justo corresponder a su generosidad y ... si encima les hacía la gracia de un obsequio, mejor de mejor.Al día siguiente, una larga hilera de mendigos y vagabundos subía hacia el palacio del rey llevando recipientes llenos de agua. Algunos de ellos eran muy grandes, otros más pequeños y algunos que, confiados en la bondad del rey, subían con las manos vacías, sin un vaso de agua...Al llegar a palacio vaciaron las vasijas en el estanque real, las dejaron cerca de la salida y pasaron al salón donde el rey les aguardaba para comer.La comida fue espléndida. Todos pudieron satisfacer su apetito. Finalizando el banquete, el rey se despidió de todos ellos. Se quedaron estupefactos, de momento, sin habla, porque esperaban el regalo y éste no llegaría si el rey se marchaba.Algunos murmuraban, otros perdonaban el olvido del rey que sabían que era justo y algunos estaban contentos de no haber subido ni un gota de agua para aquel rey que no cumplía lo que prometía.Uno tras otro salieron y fueron a recoger sus recipientes. ¡Qué sorpresa se llevaron! Sus vasijas estaban llenas, llenitas de monedas de oro. ¡Qué alegría! Los que habían llevado grandes vasijas y ¡Qué malestar! Los que trajeron pequeños o se presentaron con las manos vacías.En aquel país no hubo más pobres, porque con las monedas del rey muchos pudieron vivir bien y los que se quedaron sin nada se marcharon para siempre de allí.
ACTIVIDAD
1. ¿Qué planificó el rey para comprobar si su pueblo era justo?
2. ¿Cómo respondieron los mendigos y vagabundos a la generosidad del rey?
3. ¿Cuál fue la respuesta del rey?
4. ¿Qué es la justicia?
5. ¿Nuestros gobernantes son justos? ¿Por qué?
6. Menciona 4 actos de injusticia que cometan contigo en el colegio.
7. ¿Ser muy generoso es ser justo o injusto? ¿Por qué?
8. ¿Es justo o injusto que quienes tienen el poder pongan a prueba a los demás? ¿Por qué?
9. Menciona 4 actos de justicia que hayas realizado.
10. Menciona 4 actos de injusticia que hayas realizado.
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